Mi nombre en tus labios

Como María también necesito escuchar mi nombre pronunciado por el Maestro y descubrir su presencia, que anima a seguir comunicando su evangelio. Como ella, quiero seguir buscando y dejándome sorprender por el Resucitado. María necesita estar cerca de Jesús y llorar ante el cuerpo de quien hizo de ella una mujer libre. María llora y en sus lágrimas contemplo a tantos que buscan respuestas, sentido a sus vidas, a quienes quieren encontrar al Dios vivo. Y miro la alegría de María al reconocer a Jesús, y cómo crece en su interior el deseo de anunciarle, con el corazón ardiendo al haber escuchado de nuevo su nombre.