Mirar con ojos nuevos
El evangelio que leemos hoy nos presenta la genealogía de Jesús. La.intención del evangelista no es otra que la de demos que Jesús pertenece a la casa de David.
No es una simple lista de nombres, nos ayuda a entender que el Hijo de Dios, la Palabra eterna del Padre, se ha encarnado plenamente en la historia humana, en un pueblo concreto, el de Israel.
Como en cualquier árbol genealógico, entre los nombres, hay hombres y mujeres que tuvieron una vida ejemplar , y otros no tanto. Hasta llegar a María y a José. Esto nos hace ver claro que Dios va construyendo la historia de la salvación a partir de todos, nadie queda fuera. Jesús se ha hecho solidario de una humanidad concreta, débil y pecadora.
Nos vamos acercando a la Navidad, y los que la celebramos también somos personas débiles y pecadoras. Pero, sea cual sea nuestra situación, Él viene a llenarnos de su vida.
Quizá, a partir de ahora miremos a los demás con ojos nuevos, sin menospreciar a nadie. Nadie es incapaz de salvación. Jesús viene para todos. Viene a curar a los enfermos, a salvar a los pecadores, y esto no debemos olvidarlo, porque muchas veces, estamos entre ellos sin querer reconocerlo. Esto para nosotros debe ser motivo de confianza, todos somos capaces de acoger la gracia salvadora de Dios.
Esta tarde, con el rezo de Vísperas comenzaremos las Antífonas de la O.
«Oh Sabiduría, que brotaste de los labios del Altísimo,
abarcando del uno al otro confín
y ordenándolo todo con firmeza y suavidad:
ven y muéstranos el camino de la salvación»
Pidamos al Señor que viene la sabiduría para ver tanto nuestra historia personal, como la que nos rodea desde sus ojos;que venga a enseñarnos el camino de la salvación.
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