Búsqueda, llamada, petición
Hermosa la oración de Ester que leemos en la primera lectura. Reconoce la grandeza de Dios y también su cercanía para con el pueblo elegido. No esconde que su pueblo ha « pecado contra ti» y ha «dado culto a otros dioses». Pide que les siga protegiendo. Es una oración humilde y confiada a la vez.
Esta texto nos prepara para escuchar a Jesús: «pedid y se os dará, llamad y se os abrirá».
El ejemplo que pone Jesús es el del padre que quiere el bien de su hijo y le da «cosas buenas». ¡Cuánto más Dios, que es nuestro Padre, que siempre está atento a lo que necesitamos!
La oración de Ester fue escuchada. Y Jesús nos asegura que nuestra oración nunca deja de ser escuchada por Dios.
Aunque a veces no se nos conceda lo que pedimos tal como nosotros lo pedimos, nuestra oración siempre es escuchada y Dios,como buen Padre, nos da «cosas buenas».
Cuando nosotros pedimos algo a Dios estamos pronunciando lo que él aprecia más que nosotros con su corazón de Padre. Nuestra oración es «eficaz», porque nos hemos puesto en sintonía con Dios y nos identificamos con su voluntad, con su deseo de salvación para todos. Y en cierto modo nos comprometemos a trabajar en lo mismo que pedimos. A veces es misteriosa la manera como Dios escucha nuestra oración.
El Señor insiste en la necesidad de búsqueda, llamada y petición.
No necesitamos rezar para que Dios sea Dios, para que Dios nos ame como a hijos, para que Jesús muera por nosotros para salvarnos. Pero para creer esto, para que empecemos a vivir de acuerdo con esto, para que sea verdad en nosotros, necesitamos la oración.
Pidamos al Señor que nos enseñe a orar humilde y confiadamente.
Comentarios
Publicar un comentario