En la encrucijada del camino

En el discurso que Moisés dirige a su pueblo, plantea una alternativa ante una encrucijada en el camino. Si siguen la voluntad de Dios, van hacia la vida; si se dejan arrastrar por las tentaciones y adoran a dioses extraños, están eligiendo la muerte.

El camino que nos propone Jesús es también una alternativa y es el mismo que él va a seguir. Un camino que lleva a la salvación, y que no deja de ser paradójico: el que quiera «salvar su vida» ya sabe qué tiene que hacer, «que se niegue a si mismo, cargue con su cruz cada día y se venga conmigo». Si alguien se distrae por el camino con otras apetencias, «se pierde y se perjudica a sí mismo». «El que quiera salvar su vida, la perderá. El que pierda su vida por mi causa, la salvará».

La Cuaresma es tiempo de opciones. Nos invita a revisar nuestra dirección en la vida. En el camino de la Pascua, es bueno preguntarse si me estoy conformando con lo que soy y cómo vivo y me olvido de la plenitud a la que soy llamado.

La Cuaresma se repite cada año, pero la invitación de Jesús es siempre nueva, somos invitados a hacer la opción: el camino del bien o el del conformismo, la marcha contra corriente o la cuesta abajo.

Cuando celebramos la Eucaristía expresamos nuestra opción por Jesús, Él es nuestro alimento y nuestra fuerza para el camino que hemos elegido. Reavivemos hoy en ella la opción que hemos hecho por Él. Nos va en ello la vida o la muerte, nuestro crecimiento espiritual o nuestra debilidad. Ahí está nuestra libertad ante la encrucijada del camino.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Adviento, tiempo de humildad

Como en tiempo de José