Escuchar, conocer, creer, seguir


Los discípulos huidos de Jerusalén fueron evangelizando -anunciando que Jesús es el Señor- a regiones como Chipre, Cirene y Antioquía de Siria. Primero a los judíos, y luego  a los paganos.
Aparece Bernabé. Era de Chipre, hombre generoso y conciliador.
Los responsables de Jerusalén enviaron a Bernabé a.Antioquía y éste vio en seguida la mano del Espíritu en lo que sucedía en aquella comunidad. Fue a buscar a Pablo y lo trajo a Antioquía como colaborador en la evangelización. Bernabé influyó así decisivamente en el desarrollo de la fe en gran parte de la Iglesia.
Nuestras comunidades tienen un modelo misionero en la comunidad  de Antioquía , abierta a las varias culturas y estilos,  respetuosa de lo esencial.
Nuestras comunidades  necesitan personas como Bernabé, que saben ver el bien y alegrarse por ello, que creen en las posibilidades de las personas y las valoran dándoles confianza, que se fijan en las fuerzas positivas de la comunidad. Personas conciliadoras, dialogantes, que saben mantener la ilusión por la evangelización en medio de un mundo difícil.
En el evangelio, Jesús va manifestando progresivamente el misterio de su propia persona: el «yo soy».
Los verbos se suceden: escuchar, conocer, creer, seguir.  Jesús, se vuelve a presentar como el Buen Pastor, conoce a sus ovejas, y las defiende, y da la vida por ellas, y no quiere que ninguna se pierda Y les dará la vida eterna. La que él mismo recibe del Padre.
Somos  invitados a renovar nuestra fe y nuestro seguimiento de Jesús.
En la Eucaristía escuchamos siempre su voz. Obedecemos  su Palabra. Nos alimentamos con su Cuerpo y Sangre. Cristo es Pastor y nosotros su comunidad, que vive en unión con él, imitando su estilo de vida.

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