Dios salva, no las ideologías


Al hilo del Evangelio que hoy nos propone la liturgia, y de los acontecimientos que estamos viviendo a nivel mundial, no viene mal recordar estas palabras de Benedicto XVI durante la Jornada Mundial de la Juventud en Colonia:


"Hemos vivido revoluciones cuyo programa común fue el de no esperar ya nada de Dios sino tomar absolutamente el destino del mundo en las propias manos. Hemos visto que actuando así, un punto de visto parcial y humano, se proclamaba siempre como la medida absoluta de las orientaciones a seguir. Absolutizar lo que no es absoluto sino relativo se llama totalitarismo. Esta actitud no libera al hombre, antes le quita su dignidad y le hace esclavo. No son las ideologías las que salvan al mundo sino únicamente el hecho de volver hacia el Dios vivo, nuestro creador, el garante de nuestra libertad, el garante de lo que realmente es bueno y verdadero. La auténtica revolución consiste únicamente en el hecho de volverse sin reservas a Dios quien es la medida de lo que es justo y, al mismo tiempo, es el amor eterno. ¿Qué es lo que nos puede salvar sino el amor?…

Hay muchos que hablan de Dios. En nombre de Dios se predica también el odio y se ejerce la violencia. Es, pues, importante descubrir el verdadero rostro de Dios…”El que lo ha visto, ha visto al Padre”, dijo Jesús a Felipe (cf Jn 14,9) En Jesucristo, que por nosotros se dejó atravesar el corazón, en él se ha manifestado el auténtico rostro de Dios. Lo seguiremos con la gran muchedumbre de los que nos han precedido. Así caminaremos por el sendero justo. (cf Sal 22)."

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