Responsabilidad, no miedo
La Palabra de Dios de este domingo nos invita a estar vigilantes y activos, en espera de la vuelta del Señor. El "talento" que se recoge en esta célebre parábola, se ha convertido en sinónimo de dote personal, que cada uno está llamado a hacer fructificar. Pero estos dones, "no sólo representan las cualidades naturales, sino también las riquezas que el Señor nos ha dejado como herencia para que las hagamos fructificar: su Palabra, depositada en el santo Evangelio; el Bautismo, que nos renueva en el Espíritu Santo; la oración —el «padrenuestro»— que elevamos a Dios como hijos unidos en el Hijo; su perdón, que nos ha ordenado llevar a todos; y el sacramento de su Cuerpo inmolado y de su Sangre derramada. En una palabra: el reino de Dios, que es él mismo, presente y vivo en medio de nosotros". (Benedicto XVI).
La parábola de hoy insiste en la actitud interior con la que se debe acoger y valorar este don. La actitud equivocada es la del miedo: el siervo que tiene miedo de su señor y teme su regreso, esconde la moneda bajo tierra y no produce ningún fruto.
Por eso la parábola pone el acento en los buenos frutos producidos por aquellos que, felices por el don recibido, no lo mantuvieron escondido por temor, sino que asumieron la responsabilidad de hacerlos fructificar, compartiéndolos, repartiéndolos, porque todo aquello que el Señor nos ha dado se multiplica dándolo.
María recibió el don más valioso de todos, al mismo Jesús, y lo ofreció al mundo con amor. Ella encarna perfectamente esta actitud del corazón. Pidámosle que nos ayude a ser «siervos buenos y fieles», para que podamos participar un día en «el gozo de nuestro Señor».
Hoy también celebramos la Jornada Mundial de los Pobres, os dejo esta canción para ayudarnos a reflexionar: En los pobres yo te vi
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