Adviento, un pregón de confianza
Siempre me conmueve la fe del centurión. Una fe que dejó admirado al mismo Jesús: «En verdad os digo que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe» (Mt 8,6). Una fe grande y, a la vez, humilde y sencilla, expresada en unas palabras que la liturgia pone cada día en nuestros labios antes de recibir la Comunión.
Aquel hombre, un gentil, sufre por la enfermedad de un criado a quien estima de verdad. Ante la impotencia de no ser capaz de ayudarlo, reacciona con humildad y fe: va en busca de Jesús y con sinceridad le expone lo que siente su corazón. Vuelca en Jesús lo que le quita paz sin imponer la solución.
Este centurión puede ayudarnos hoy en el camino de nuestro Adviento con las dos actitudes que contemplamos:
- tener el deseo de que Jesús se haga presente en mi vida de la manera que Él desee,
- ser consciente de la propia pequeñez ante su Presencia y asombrarme de que a pesar de mi pequeñez Jesús elija amarme..
Adviento es un pregón de confianza. Dios nos quiere salvar a todos, sea cual sea nuestro estado de ánimo, nuestra historia personal. Cuando seamos hoy invitados a la comunión, digámosle con la misma humilde confianza del centurión que no somos dignos de que venga a nuestra casa, y que él mismo nos prepare para que su Cuerpo y su Sangre sean en verdad alimento de vida eterna para nosotros, y una Navidad anticipada.
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