En la Fiesta de María Magdalena


María Magdalena reconoce a Jesús por el amor, por encima de su apariencia, como le sucederá más tarde a los Apóstoles. Escuchó su nombre y donde antes había oscuridad, la luz volvió a brillar.
María Magdalena llora por  ese Jesús, que había sido tan importante en su vida, en su historia, por quien hoy era ella misma. Un cambio del dolor a la alegría. De nuevo la presencia de Jesús anima a seguir confiando en sus promesas.
Que esta Fiesta nos  ayude a permanecer siempre fieles al lado de Jesús y gozar de su presencia, aunque a veces no lo reconozcamos.

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