No tardes en volverte a él
La primera lectura comienza hoy con un serio consejo: «No confíes en tus riquezas... no confíes en tus fuerzas, porque el Señor te exigirá cuentas».
Algunos pueden sentirse seguros fiándose de sus riquezas y otros se sentirse poderosos escudándose falsamente en la bondad y la paciencia de Dios: «He pecado y nada malo me ha sucedido, porque él es un Dios paciente».
Podemos tener la tentación de la excesiva confianza que nos lleva a la indolencia. Fiados en la misericordia de Dios, podemos dejar para mañana nuestra decisión firme de seguir sus caminos.
Podríamos caer en la trampa de poner nuestras seguridades en otros valores que nos hacen «poderosos» y autosuficientes. Hoy se nos recuerda que no nos fiemos de nuestras fuerzas.
Escuchemos como dirigida a nosotros las palabras del sabio: «No tardes en volverte a él y no des largas de un día para otro». Sería muy triste ir dejando siempre para mañana nuestra conversión, no vivir plenamente lo Dios ha soñado para cada uno de nosotros, ir relajando nuestra colaboración en la salvación del mundo.
Pidamos al Señor que nos conceda saber ir respondiendo a su llamada, confiados en su misericordia.
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