Y al conocer, se vio desnudo y débil
En una escena muy viva se nos cuenta hoy que después del pecado cometido, Adán y Eva se defienden, se esconden, se echan la culpa mutuamente.
Dios anuncia un castigo y, junto a él, aparece una palabra de esperanza: «enemistades entre la descendencia de la mujer y la de la serpiente: ella te herirá en la cabeza».
El hombre quiso ser como Dios y conocerlo todo, y se vio desnudo y débil. El mal que hay de en el mundo no se debe a Dios, sino al desorden del pecado que hemos introducido nosotros en su plan. Ya no hay armonía ni equilibrio, tenemos miedo de Dios, no nos entendemos entre nosotros y nos culpamos mutuamente. Ha habido ruptura, la armonía y el equilibrio ya no funcionan.
Los conflictos se suceden. El trabajo nos cuesta. No damos a luz nada sin esfuerzo. No hay paz.
Pero los cristianos escuchamos las palabras de esperanza de Dios y sabemos que la victoria de Cristo sobre el mal ya han tenido lugar en la Pascua y que nosotros estamos llamados a participar en ella.
Gracias, Señor, porque "cuando por desobediencia" el hombre "perdió tu amistad, no le abandonaste al poder de la muerte" (plegaria eucarística IV)
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