Un motivo para la humildad
Todos somos pecadores y todos somos salvados gratuitamente. Es lo que nos anuncia Pablo.
Todos fallamos y a todos nos ofrece Dios su salvación "gratuitamente, por su gracia, mediante la redención de Cristo Jesús". No hay motivo para creer que merecemos la salvación por cumplir una serie de normas, ganando méritos ante Dios.
Debemos sentirnos perdonados por Dios, salvados gratuitamente por él. La salvación no la compramos a base de buenas obras, las hacemos, pero no nos salvan a cambio.
Sentirnos perdonados y salvados por amor nos ayuda a ser más humildes y tolerantes con los demás, a no creernos superiores a nadie.
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