Para desear comer es imprescindible tener hambre

No es nada nuevo en Jesús que ahonde en nuestro corazón hasta hacernos tomar conciencia de nuestra necesidad más profunda, poner al descubierto la necesidad más latente, más radical de nuestra vida. Y no hay nada más vital que el hambre y la sed... Él mismo se propone como pan de vida, algo esencial, indispensable, insustituible para la existencia. Y no habla en sentido metafórico, dado el escándalo que provoca en quienes le escuchan. Cuántas veces dice una madre a su hijo, "te comería". Y que es ese deseo de "comer" a la persona amada entra en la lógica del amor, en el deseo de asimilación, e implica cercanía, comunicación, identificación."El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna... El que come me carne y bebe mi sangre, habita en mí y yo en él". Por medio de la fe en Jesús que se nos da como alimento, somos "descentrados", nuestra morada está en Él. Miremos con agradecimiento lo que su amor ha preparado para noso...