El instante de un encuentro



¿Quieres curarte?...Una pregunta sugerente en un lugar donde el dolor parece invadirlo todo. En aquella piscina, donde a nadie le gustaría estar, resuena una pregunta ante la que un hombre paralizado durante muchos años recobra el vigor perdido.

Y es que, Jesús, se ha detenido junto a él y allí donde parecía existir solo sufrimiento y desesperanza ha surgido de nuevo la dignidad humana.

En muchos de nuestros ambientes también reina la desesperanza, la angustia, el no ver salida a muchas situaciones. Nuestros ojos pasan ante muchos soportales, esquinas de calles, cajeros "ocupados" en la noche, cartones en bancos, en rincones de cualquier plaza... Jesús sigue queriendo llegar,  poner la mirada, permanecer, conversar...y allí donde hay alguien que se siente nada, derramar su novedad, quitar el lastre de "camillas inservibles", compañeras de dolor y soledad; liberar de ataduras que mantienen la vida paralizada y el corazón insensible.




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Muchos años de oscuridad se iluminan en el instante de un encuentro. Momentos de rechazo, de condena se iluminan con una mirada de ternura. Días interminables con la vida postrada y el futuro nublado por la desesperanza son transformados por la apertura a la pregunta de quien ama por encima de prejuicios y estereotipos.

Y de nuevo la vida canta en todo aquel que se deja encontrar; en quien, aun con miedo, expone su herida ante Aquel que es capaz de descender hasta ella y dar de nuevo la fuerza para continuar.



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