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Mostrando entradas de junio, 2016

Tan a nuestro alcance

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¿Por qué tener miedo?

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Hijos míos, pase lo que pase, recordad que yo estoy siempre con vosotros. Acordaros que, visible o invisible, despierto o dormido, vigilo siempre, estoy por todas partes, soy todopoderoso. No tengáis jamás ningún temor, ninguna inquietud: estoy ahí, vigilo, os amo, lo puedo todo… ¿Qué más hacer por vosotros?… Acordaros de estas tempestades, cuando erais tranquilizados con una palabra, haciendo suceder una gran calma. Tened confianza, fe, y coraje; acordaros sin inquietud por parte de vuestro cuerpo y vuestra alma, pues yo estoy ahí, todopoderoso y amándoos. Pero que vuestra confianza no nazca de la dejadez, de la ignorancia de los peligros, ni de vuestra confianza o la de otras criaturas… Los peligros que corréis son inminentes; los demonios, enemigos fuertes y astutos, vuestra naturaleza pecadora y el mundo mismo os harán una guerra encarnizada. Y en esta vida, la tempestad es casi constante, y vuestra barc...

El amor es inseparable de la libertad

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¿Falta de humanidad? Las tres lecturas de hoy tienen un tema común:  las exigencias de la vocación. Si examinamos la primera y la tercera, descubrimos un motivo que subyace en las dos: la necesidad del desprendimiento, de la renuncia, del abandono de cosas y personas queridas. No existe respuesta a la llamada para ponerse al servicio del reino de Dios que no comporte laceraciones profundas. Además el cotejo entre la primera escena y la presentada por el evangelio hace aflorar también diferencias notables. Ante todo, hemos de confesarlo, nos encontramos más a nuestro aire con la narración que refiere el traspaso de consignas entre Elías y Eliseo. Hay un tono de humildad y delicadeza, hay una evidente concesión a los sentimientos naturales que nos convence y nos conmueve. En el evangelio, sin embargo, el corte exigido es más decisivo y hasta brutal. Elías, que también ha arrancado a Eliseo de su trabajo en los campos para darle la investidura profética, le permite volver...

Sígueme, una palabra con historia

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Maestro, di

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Ve allí muchas veces para que te de tu ración

El protagonismo de Dios

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Ante fracasos importantes una suele preguntarse dónde ha puesto los cimientos si en el Señor o en otras cosas. Las lecturas de hoy nos vienen como anillo al dedo para revisarnos. 1. II 2 Reyes 24,8-17  a) La primera toma de Jerusalén, por parte de Nabucodonosor y sus tropas tuvo lugar el año 597 antes de Cristo, unos ciento veinte años después de la del Norte, que había sido el año 721, a manos de los asirios.  Es una de las páginas más trágicas de la historia para Jerusalén y el pueblo judío. El rey Jeconias, al que se presenta como uno que «hizo lo que el Señor reprueba», tuvo que rendirse al ejército de Babilonia y marchó al destierro junto con las personas más representativas y útiles de la sociedad. Esta vez no pasa como cuando el piadoso rey Ezequías invocó a Dios para que defendiera a su pueblo de los ejércitos de Senaquerib. Nabucodonosor puso en Jerusa...

Un "paréntesis" de fidelidad

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Estaba leyendo la primera lectura de hoy ( II Reyes 22,8-13; 23,1-13 ) y me ha parecido nueva llamada a la fidelidad en estos tiempos que algunos llaman ya de neo-paganismo. Os dejo el comentario de Aldazabal. a) En tiempos del joven rey Josías, que fue de los pocos buenos y fieles a Dios, aconteció el hallazgo, en el Templo, del libro de la Ley, el Deuteronomio.  Entre lo que decía el libro, con las palabras de la Alianza, y lo que estaba sucediendo en la historia del pueblo, no había ningún parecido. El rey teme con razón que Dios debe estar muy enojado y que así se explican las calamidades que pasan. La lectura solemne del Deuteronomio lleva a todos, autoridades y pueblo, a renovar y suscribir la Alianza con Dios.  Va a ser un paréntesis -no demasiado largo, porque Josías muere joven- de fidelidad a Dios en medio de una historia llena de idolatrías y de injusticias. El salmo recoge esta voluntad de conversión: ...

Cuando Jesús quiere pasar tu frontera

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No es fácil orar con las lecturas de hoy,que dejan al.descubierto una pregunta un tanto inquietante: ...Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?... (Lc 9,18-24).   Quizá nuestra respuesta ha ido cambiando a lo largo de los años. Adentrémonos de la mano de A. Pronzato e intentemos responder, si es que no lo hemos hecho ya. Cuando Lucas presenta a Jesús «orando solo», hay motivo para esperar un giro importante en su misión, un punto cualificador de su pedagogía. La oración prepara siempre algo decisivo. Aquí la cuestión fundamental se refiere a la identidad de Jesús. Hasta ahora nadie le ha pedido los documentos, como nos sucede a nosotros en un puesto de frontera o durante un control de la policía. Es el mismo interesado quien, teniendo que «pasar» a la vida de los discípulos (ahí está la verdadera frontera, la difícil), pretende que lo identifiquen, que...

Una invitación a la autenticidad interior

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No vivir de apariencias, menudo reto ¿verdad? Quizás a todos nos cuesta un poco ser libres en este terreno. El Evangelio de hoy tiene algo que decirnos al respecto. (Mateo 6,1-6.16-18) Os dejo un comentario que nos puede ayudar. a) Jesús exige a los suyos autenticidad. Que no practiquen el bien «delante de los hombres para ser vistos por ellos», sino por la recompensa que nos viene de Dios, que es quien nos ve y conoce nuestros méritos e intenciones. Esto lo concreta en tres direcciones que abarcan toda nuestra vida: en relación con Dios (la oración), en relación con los demás (la caridad) y en relación a nosotros mismos (el ayuno). En los tres aspectos es igual la dinámica: - cuando hacemos limosna, no lo debemos hacer para que todos se enteren: Dios nos ve y nos premiará; - cuando rezamos, no es para que todos se den cuenta de lo piadosos que somos, sino para tener un encuentro con Dios; - cuando ayunamos, no buscamos el aplauso y la admiración de los demás, sino que lo ha...

Cuando dejas a Dios tocar tu miseria

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En la primera lectura es la palabra de Dios la que hace descubrir al hombre el propio pecado. En evangelio el hombre hospeda en su casa a  la Palabra, pero no deja que ilumine su interior. La palabra de Dios —«llevada» por el profeta Natán— penetra en el palacio real de la infamia, rompe el muro del silencio, arroja un haz de luz sobre el pecado que había tratado de ocultar. «¡Tú eres ese hombre!». Uno que, aunque rey, aparece a los ojos de Dios simplemente como un hombre miserable. Pero en este momento David descubre la salvación. Consistiendo en la denuncia profética que le arranca la máscara. David renuncia a justificarse, y se acusa: «He pecado contra el Señor». Después de esta confesión explícita, llega inmediatamente, sorprendente, el anuncio de la gracia: «Pues el Señor perdona tu pecado. No morirás». La palabra que David antes había ...

Nosotros siempre un poco más

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1. I Reyes 18,41-46 a) Elías estaba seguro de que Dios, después de la profesión de fe que había hecho su pueblo tras el desastre de los falsos profetas de Baal, concedería la lluvia, poniendo final a la larga sequía.  El profeta se puso a orar «encorvado hacia tierra, con el rostro en las rodillas», y su oración fue escuchada. La pequeña nubecilla que su criado vio aparecer en el horizonte (desde el Carmelo se divisa el mar Mediterráneo, que es de donde proceden las lluvias de Palestina), preludiaba el diluvio que todos esperaban.  b) Con razón, en la Carta de Santiago (5, l 8), se cita la oración de Elías como modelo de oración eficaz.  El salmo de hoy recoge esta alegría por el final del castigo: «oh Dios, tú mereces un himno en Sión... la acequia de Dios va llena de agua y las colinas se orlan de alegría».  ¿Oramos nosotros con confianza, con insiste...

Decididos, pero no provocativos

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Os vuelvo a compartir hoy un comentario de José Aldazabal a las lecturas de hoy, no puedo negar que me encanta su estilo, pero hoy especialmente. Espero que a vosotros también. Los subrayados son míos. 1. I Reyes 18,20-39 a) Es una escena de película la que leemos hoy en el libro de los Reyes, con Elías luchando en solitario contra 450 sacerdotes del falso dios Baal. Estos sacerdotes se sentían apoyados por Jezabel, fenicia, adoradora de Baal, y a su vez apoyaban a la reina y al rey en todos sus caprichos y fechorías.  Elías, auténtico «campeón de la causa de Dios», lanza un atrevido reto a todos y provoca, con una escenificación espectacular y un lenguaje de mordaz ironía , el triunfo clamoroso de Yahvé.  Lo principal es la llamada al pueblo para que abandone la idolatría y se decida: «¿hasta cuándo vais a caminar con muletas?; si el Señor es el verdadera Dios, seguidlo; si lo es Baal, seguid a Baal». Parece que su acción tuvo buen resultado, porque, al...