Jesús habla hoy a quienes le buscan porque se reconocen necesitados, desesperados. ¡Tantas veces sufrimos, lloramos y deseamos justicia, pero no siempre nos sentimos amados o dichosos por eso! Cuando caemos en la cuenta de ese amor estamos experimentando en nuestra vida los efectos de la relación con Dios. Muchas veces asumimos el sufrimiento, pero ¿esperamos el consuelo de Dios? Pensemos por un momento en nuestro mundo, en todas las personas que sufren, que lloran, que tienen hambre y sed de pan y de justicia y necesitan una palabra de esperanza. Jesús les llama dichosos. Les invita a estar alegres y contentos, esperanzados mirando al futuro. Les promete su apoyo y su amor. Jesús nos invita a vivir de una forma comprometida, pero que lleva consigo la constatación de su vida en nuestro presente y una promesa de futuro. Cuando sufrimos, cuando somos perseguidos, en la soledad de la lucha, Dios es consuelo. Como lo fue para los santos a quienes hoy c...