Todo es vanidad excepto...

Un libro de ruptura Alguno, con evidente alivio, ha establecido que se ha terminado el tiempo de la contestación. Y, sin embargo, la palabra de Dios en este domingo (¡y no solamente hoy!) aparece decididamente contestataria. Las tres lecturas no hacen otra cosa más que contestar: costumbres, mentalidades, comportamientos, previsiones. Comienza Qohelet, o Eclesiastés, o Presidente de la asamblea (o también, como prefiero, «uno de la asamblea», «uno que tiene algo que decir en la asamblea»), con su libro de ruptura -quizás un poco injustamente descuidado por la tradición cristiana- escrito alrededor de doscientos cincuenta años antes de Cristo, que nos echa encima puñados de inquietudes, interrogantes angustiosos, críticas radicales. Es demasiado cómodo liquidar esa lava incandescente como producto de un incurable pesimista. Con agudeza da en el blanco B. Maggioni cuando ofrece esta interpretación: ...