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Mostrando entradas de junio, 2017

Bajo tu mirada

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Pablo, denigrado por no pedir a los corintios nada para su subsistencia, se defiende. Si ha actuado así, ha sido «a causa del amor celoso que os tengo, que es el mismo amor de Dios por vosotros» Dios ama apasionadamente a la humanidad, a cada uno de nosotros. Escucha hoy en silencio estas palabras. Eres amado por Cristo. El amor desinteresado que Pablo siente por sus hermanos tiene a Cristo como fiador y testigo. Dios lo sabe. Señor, yo también quiero vivir bajo tu mirada, tener esa seguridad que proviene de saberse conocido por Ti.

El amor es como una siembra

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El amor es como una siembra, no se sabe cómo será la cosecha o si la habrá. Lo nuestro es sembrar sin calcular y con una característica especial: la alegría. Señor, te agrada la alegría, que amemos con alegría. Ayúdame a hacer de mi vida una «eucaristía» , una acción de gracias porque me llenas de todo lo que necesito. Señor, que nunca tenga miedo a dar, porque Tú me has colmado plenamente para que pueda volcar tu amor en los demás. Esa es la mejor acción de gracias que puedo ofrecerte,  poner al servicio de los demás los dones que me has dado.

Pobre como Tú

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Pablo alude a una colecta que está realizando en favor de la comunidad de Jerusalén. El amor fraterno no queda en las nubes, se concreta. Pablo anima a los corintios a participar usando un argumento teológico, doctrinal. No hay mejor razón que la imitación de Jesucristo. Para Pablo, la moral del cristiano es reproducir los acciones de Cristo. Compartiendo, haciéndose pobre voluntariamente se continúa lo que hizo Jesús, se prolonga su encarnación. Contempla a «Jesús pobre», habiendo sido rico...las humillaciones, los desprecios, las incomprensiones y su obediencia a la condición humana, sin dejar de ser Dios. Se hizo pobre «por nosotros», «para enriquecernos». Dame el valor y la espontánea alegría de participar de tu pobreza, Señor

Más allá de las apariencias

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No sé si alguna vez te has parado a pensar que la gracia que te da el Señor pueda resultar vana. Pablo era feliz considerándose un cooperador del Señor. Cuando pienso en mi tarea de hoy ¿la considero como un «trabajo contigo», Señor? Quizá hoy para mí es tiempo oportuno para poner ante el Señor los signos de mi fidelidad a Él. Pablo nos ofrece los suyos. «Tenidos por impostores, siendo veraces... Como desconocidos aunque bien conocidos.. Tenidos por muertos, estando vivos... Castigados, pero no condenados a muerte... Como tristes, pero siempre alegres... Como pobres, aunque enriquecemos a muchos... Como los que nada tienen, aunque todo lo poseemos» Poderoso contraste entre el aspecto exterior y la realidad interior. Cuando todo parece perdido brota la confianza en lo hondo de sí mismo «estamos vivos... estamos siempre alegres... lo poseemos todo...». Aquí está el sentido del dolor, del suf...

Eucaristía, una constante y fiel actitud del corazón

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El misterio del hombre, su grandeza conviviendo con su debilidad. Un recipiente de escaso valor lleno de la mayor de las riquezas, el mismo Dios. Los adversarios de Pablo lo llaman «pobre hombre», a él no le importa confesar su debilidad; así se hace patente que todo lo que realiza viene de Dios. Señor, Tú que tanto me conoces, ayúdame a aceptarme pobre y limitada, para que sea tu gloria la que resplandezca en mi debilidad. Este texto describe la vida de Pablo como apóstol, «Atribulados en todo... pero no abatidos... Perplejos... pero no desesperados... Perseguidos... pero no abandonados... Derribados... pero no aniquilados...» Y uno se pregunta por qué el Señor permite tanto sufrimiento a sus amigos, a los más fieles. En Pablo no hay queja, es un hombre completamente entregado, enamorado, un hombre de las «Bienaventuranzas». En mis momentos de prueba, Señor, permíteme permanecer junto a Ti para no...

Un reflejo de Ti

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Pablo se defiende frente a los ministros de la Antigua Alianza. Su argumento no es otro que el mismo Cristo porque sólo Él permite interpretar totalmente el Antiguo Testamento. Pablo afirma rotundamente que es «libre». También yo quiero ser libre, con esa libertad interior que viene de Ti, Señor. A veces se sienten los límites y las cadenas con tanto dolor. Libérame, Señor. Libérame. Siento dolorosamente todas mis cadenas, todos mis límites. El rostro de Moisés en la Antigua Ley se iluminaba en tu presencia y era un privilegio único. Hoy, algo de Dios se «refleja» en mi rostro. Soy un «reflejo» de la Gloria de Dios, participo de ella. Por eso no desfallezco, por eso voy creciendo en confianza, cuánto menos cuento con mis fuerzas, cuánto más le pongo a El en primer lugar, concédeme siempre esa gracia.

Una transformación a nivel del corazón

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Dichosos... Primera palabra del sermón de la montaña. Y es que la felicidad es el proyecto del Padre para cada uno de nosotros... Nuestro corazón no anhela ni aspira a otra cosa. Los pobres... Los no violentos... Los afligidos... Los que tienen hambre y sed de justicia... Los misericordiosos... Los sinceros y limpios de corazón... Los que trabajan por la paz... Los perseguidos... El Señor pone la felicidad más allá de facilidades baratas, no propone alegrías fáciles. La felicidad para el Señor es la del hombre que lucha, que no se deja abatir. Es ahí donde reconocemos que no nos agrada la pobreza, que huimos de la dificultad, del dolor... Y si vamos un poco más allá, reconocemos que no somos limpios, misericordiosos o pacíficos. Pero Tú nos muestras la línea a seguir para no perdernos, para alcanzar la verdadera felicidad. «Porque suyo es el Reino de los cielos. .. Heredarán la tierra... Serán consolados... Serán saciados... Alcanzarán misericordia... Verán a Dios... S...

Tú crees en mí

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Lo que n nuestra vida aparece como desastroso, resulta para bien. Dios conduce todo para nuestro provecho. Nuestros esfuerzos por vivir coherentemente como cristianos nunca quedarán sin recompensa, aunque no sepamos cuál será el momento. Hoy es Jesús el que pone en apuros a sus interlocutores. En el salmo 109  que se atribuía a David, éste le llama «Señor» a su descendiente y Mesías. ¿Cómo puede ser hijo y a la vez señor de David? La respuesta es sencilla, el Mesías, además de ser descendiente de la familia de David, sería también el Hijo de Dios, sentado a la derecha de Dios. Pero eso no lo podían reconocer. Jesús de Nazaret, el Mesías, el hijo de David, es el Señor, el Hijo de Dios. Nosotros no sólo sabemos responder eso, sino que hemos programado nuestra vida para seguirle fielmente, y aceptar su proyecto de vida, vivir y pensar como él. En eso consiste sobre t...

Cuando en mi corazón no hay poesía

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La historia de Tobías y la de Sara nos invita a seguir teniendo fe y confianza en Dios, pase lo que pase en nuestra vida. No siempre nuestra oración está llena de alegría, de poesía, en muchos momentos se parece a la de Jesús en el Huerto de los Olivos, entre lágrimas y con la angustia pesando en el corazón, porque no vemos salida. Pero Dios siempre saca un bien de todo lo que nos sucede. Él sufre con nosotros, no se desentiende de la situación por la que estamos pasando y de mil modos nos demuestra que está a nuestro lado. Repitamos hoy las palabras del salmo: «Dios mío, en ti confío, no quede yo defraudado». En el Evangelio, Jesús se enfrenta a otra pregunta hipócrita. También responde desenmascarando a los saduceos. Dios no es Dios de muertos, sino de vivos, nos tiene destinados a la vida, a la vida con Él. Una vida en la que no habrá miedo a la muerte y no será necesaria la procreación para asegurar la continuidad de la raza humana. Es ya la vida definitiva. La Eucar...

De impuestos y de confianza

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Continúa la historia de Tobías al que le viene una prueba muy dura, quedarse ciego. Nosotros también pasamos por temporadas en las que se nos acumulan las desgracias y todo nos sale al revés. ¿Nos rebelamos o seguimos poniendo nuestra confianza en Dios No cierres nunca la puerta a la confianza cuando todo vaya mal, cuando otros se burlen de tu desgracia o te den de lado. No pierdas la esperanza. Los fariseos y partidarios de Herodes quieren poner una trampa a Jesús con el asunto de los impuestos. Es necesario distinguir los planos, lo político de lo religioso. No es bueno identificar los dos niveles. Nosotros tenemos que estar alerta para  no dar más importancia de la debida a lo referente al bienestar material, por encima del espiritual. Un cristiano es, por una parte, ciudadano pleno, comprometido en los varios niveles de la vida económica, profesional y política. Pero es también un creyente, y en su escala de valores, da prioridad a «las cosas de Dios».

Un tiempo oportuno

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Esta semana leemos el libro de Tobías, un libro de género es sapiencial . Tienen como trasfondo histórico el destierro de los israelitas e iremos descubriendo la historia de dos familias, la de Tobías y la de Sara. Hoy el protagonista es Tobías padre. Un  creyente de corazón, en medio de una sociedad pagana. La palabra de hoy quizá nos invita a que sigamos defendiendo nuestra identidad de cristianos en medio de un ambiente que no comparte nuestros valores en muchos ámbitos. En el Evangelio de Marcos una dura parábola en labios de Jesús, anticipo de lo que va a suceder, se deshacen del hijo. Hay una pregunta que, sin miedo,podemos sentir dirigida hoy a nosotros. ¿Doy los frutos que Dios espera? ¿Reconozco el tiempo oportuno de la gracia, las ocasiones de encuentro con el Señor? ¿Aprovecho la fuerza salvadora de los sacramentos , especialmente de la Eucaristía y de la Palabra de Dios? Pidamos al Seño...

Una fe y un amor

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Terminado el discurso de la cena, el Evangelio nos sitúa hoy a orillas del lago de Genesaret. Escuchamos el diálogo después de la pesca milagrosa y el encuentro de Jesús con los suyos, que tiene como protagonista a Pedro. Jesús le rehabilita delante de todos: «apacienta mis corderos... apacienta mis ovejas». A partir de aquí, Pedro dará testimonio de Jesús ante el pueblo y ante los tribunales, en la cárcel y con su martirio en Roma. La Pascua está llegando a su fin,  muchas veces hemos sido débiles, también hemos callado por miedo o vergüenza, y no hemos sabido dar testimonio de Jesús. Aprovechemos el día para reafirmar nuestra fe y nuestro amor, y para pedirle que nuestro testimonio no sólo sea de palabras, sino también de obras: un seguimiento más fiel. También a nosotros nos dice el Señor: «sígueme». Él cuenta con nuestra debilidad , no tengamos miedo de decirle «Señor, tú sabes que te amo».

La deseada unidad

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Hoy Pablo nos da ejemplo de audacia e inteligencia. Aprendamos de él a defender los derechos que nos corresponden, a denunciar las injusticias y a poner los medios que están a nuestro alcance para superar los obstáculos que impiden la evangelización. Jesús pide a su Padre la unidad para sus seguidores. Que estemos íntimamente unidos a Él y así estén también lo estemos con el Padre. Esa unidad con Cristo y con el Padre es la que hace posible la unidad entre nosotros. Y ésta es la condición para que la comunidad cristiana pueda evangelizar con un mínimo de credibilidad. En la Eucaristía invocamos dos veces al Espíritu. La primera, sobre los dones del pan y del vino, para que él los convierta para nosotros en el Cuerpo y Sangre de Cristo. La segunda, sobre la comunidad, para que el Espíritu «congregue en la unidad a cuantos participamos del Cuerpo y Sangre de Cristo», que «formemos un solo cuerpo y un solo espíritu»... El fruto de la Eucaristía es la unidad. Como lo debe ser de l...