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Mostrando entradas de enero, 2017

Con la mirada puesta en Ti

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A todos nos gusta practicar algún deporte o, al menos, como diría uno de mis peques de catequesis, que lo que más le gusta es verlo por la tele. La carta a los Hebreos nos propone hoy un símil deportivo, que podemos aplicar a nuestra vida y sacar partido. Un atleta se despoja de todo lo que le estorba para poder correr.¿Qué cosas hacen pesado nuestro camino?¿Debo desprenderme de alguna preocupación, de algún pecado que aún me tiene esclavizado, de alguna relación inconveniente que no me atrevo a soltar?  Para el viaje de la vida hay equipaje que llevamos y más que necesario es perjudicial. Un atleta se siente acompañado por su entrenador, por su equipo, por su público. ¿Sentimos la compañía y el ánimo, en nuestra carrera de la fe, de quienes nos han precedido y que han recorrido el mismo camino con éxito: la Virgen y los Santos de todos los tiempos? ¿Y la de nuestros familiares y ...

Mira adelante

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Quienes vivieron en tiempos del Antiguo Testamento tienen el mérito de haberlo hecho en un momento de promesas. Fueron peregrinos, no alcanzaron nunca la claridad y la seguridad que nosotros tenemos. Cada época de la historia de la humanidad nos ha ido demostrando que no es fácil el seguimiento de Jesús. Él ya nos lo dijo: Os envío como ovejas en medio de lobos. Los tiempos en que vivieron todas las personas que cita la primera lectura fueron tan difíciles o más que los nuestros. Lo que pasa es fiaron totalmente de Dios y siguieron sus caminos. Miraban adelante, arriesgándose en la aventura de la fe. Lograron cosas que inexplicables para las solas fuerzas humanas. Pidamos al Señor que aumente nuestra fe en Él, presente en nuestra vida y en la de la Iglesia, y así, con su fuerza y su ayuda, poder hacer mucho bien a nuestro alrededor. Pidámosle también saber ser «fuertes y valientes de corazón», en lo...

Paradojas evangélicas

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Las bienaventuranzas implican la separación de un cierto tipo de lógica. Jesús, nos toma aparte, nos habla al oído y nos propone una palabra distinta, que, como poco, nos sacude. Las bienaventuranzas no son fruto de una búsqueda humana. Son un don de Dios. Él nos las ofrece y, con ellas, la felicidad. Muchas veces buscamos la felicidad en los sitios más equivocados y de la manera más errónea. Jesús nos propone una felicidad insólita, paradójica, difícil, pero no por eso real. Todo consiste en dejarse decir una palabra sin temor. Recibir este don supone también la disponibilidad para intentar la aventura de ser para los demás presencia creíble del Reino. Dios quiere servirse de nosotros, pequeños, pobres, para hacer palidecer a muchos; para que el mundo comprenda cómo su plan se va realizando.

Toma mi mano

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 «Fe es seguridad de lo que se espera, prueba de lo que no se ve». Fe no es, por tanto, evidencia. El que tiene fe se fía de Dios, cree en él, le cree a él. El ejemplo de Abrahán es impresionante y un estímulo para nosotros: salió de su patria «sin saber adónde iba», vivió como extranjero, creyó en unas promesas que parecían totalmente imposibles,  llegó a estar dispuesto a sacrificar a su único hijo. Muchas veces nuestra fe es débil y hasta interesada, si no vemos a corto plazo el premio que esperamos, se nos debilita. Es duro creer en tiempos de crisis y de «noche oscura del alma», es más fácil cuando Dios nos regala la sensación de su cercanía. Una tempestad es un símbolo de crisis. El mar es sinónimo, en la Biblia, del peligro y del lugar del maligno. También nosotros experimentamos en nuestra vida borrascas pequeñas o no tan peque...

El protagonista eres Tú

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La carta a los Hebreos nos sigue invitando a ser constantes, a ser valientemente cristianos en medio de un mundo no siempre favorable a lo religioso. Nos hace caer en la cuenta de que no somos los primeros en sufrir dificultad en el seguimiento de Cristo. Muchos hoy siguen sufriendo insultos, torturas, encarcelamientos, confiscación de bienes y hasta la muerte por seguir a Jesús. Todos nos cansamos, nuestros ideales no brillan siempre igual. Nos debe dar ánimos en nuestra lucha de cada día el recordar los inicios (de nuestra vida cristiana, o religiosa, o matrimonial), cuando éramos capaces de soportarlo todo con amor y con ideales convencidos. El evangelio nos ayuda a entender cómo conduce Dios nuestra historia, su protagonismo y la fuerza de su Palabra, de sus Sacramentos y de su gracia.  Si olvidamos su protagonismo y la fuerza intrínseca que tienen su Evangelio, sus Sacramentos y su Gracia. Todos tenemos la experiencia de que los medios m...

Con tu ayuda

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Hoy se nos ofrece una motivación interesante para estimular nuestra perseverancia y fidelidad, la ayuda fraterna: «fijémonos los unos en los otros para estimularnos a la caridad y a las buenas obras». En muchos momentos de nuestra vida podemos vernos reflejados en este pasaje cuando aparecen la tentación del desánimo y sentimos que la vida nos pesa. ¡Cuánto nos ayuda y qué bien nos hace la ayuda de los hermanos en nuestro seguimiento de Jesús! Una palabra de ánimo, una sonrisa, un acompañamiento, una amistad. Ese poder compartir con otros lo que somos y vivimos cuántas veces es motivo de aliento, nos carga las pilas y nos ayuda a seguir con más confianza. Pone un ejemplo interesante: «no desertéis de las asambleas. como algunos tienen por costumbre». Se ve que lo de no acudir a la misa del domingo es muy antiguo. ¿Será que tiene mayor importancia de la que le damos? ¿No puede ser una e...

Aquí estoy

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El Salmo 39 describe la actitud de Jesús desde su encarnación: «Tú no quieres sacrificios ni holocaustos, pero me has dado un cuerpo: aquí estoy, oh Dios, para hacer tu voluntad». Es una de los salmos que mejor le retratan. Por la entrega de Jesús «todos quedamos santificados». Nosotros deberíamos distinguir entre estas dos clases de sacrificios: ofrecer a Dios «algo», es distinto de ofrecernos nosotros mismos. En cada celebración de la Eucaristía tenemos la oportunidad de unir al sacrificio único y definitivo de Jesús, la pequeña ofrenda de nuestra vida,  nuestros esfuerzos, nuestros éxitos y fracasos, el dolor que a veces nos hace sufrir. En definitiva, es lo que Él vino a enseñarnos, a entregar nuestra vida en unión con la suya al Padre, por amor y por la salvación del mundo. El sacrificio externo y ritual tiene sentido si va unido al personal y existencial. Pidamo...

La lucha contra el mal

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Nosotros no somos de los que niegan a Jesús, lo llaman loco o aliado del demonio. Creemos en él, le seguimos, celebramos sus sacramentos y meditamos su Palabra. Nosotros sabemos que ha llegado el Reino y que Jesús es más fuerte y nos ayuda en nuestra lucha contra el mal. Podríamos preguntarnos si alguna vez nos obstinamos en no ver todo lo que tendríamos que ver, en el evangelio o en los signos de los tiempos que vivimos, todo lo que Cristo nos está diciendo y pidiendo. ¿Nos parecemos algo a los letrados del evangelio?¿Descubrimos en nosotros una cierta tendencia a juzgar a los que no piensan como nosotros? Como Jesús, somos invitados a luchar contra el mal, a no ser indiferentes y perezosos, sino a resistir y trabajar contra todo mal que hay en nosotros y en el mundo. Pidamos al Señor que nos ayude a poner nuestro granito de arena en esta lucha contra el mal, apoyados en Él.

En el momento menos oportuno

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Jesús empieza su predicación en el momento menos oportuno, por el lugar menos adecuado y con los hombres que cualquiera de nosotros hubiera descartado. Pero muchas veces el tiempo poco favorable, el ambiente dominado por el miedo, la sensación que nos invade de que todo es inútil: ése es el momento justo para sembrar. La palabra se deja oir en una zona periférica, la «Galilea de los gentiles», Cafarnaún, y una vez más, el que es la Luz, no va a buscar la luz sino que brilla en los lugares de sombra, mostrando su gloria en aquellos que sufren bajo el peso de la humillación. Su presencia habita los lugares de la ausencia, los lugares del abandono, desafiando la debilidad y la muerte que acechan al hombre. La «buena noticia » del Reino se comunica a todos, los que esperan,  los que andan cortos de esperanza y  a los que no esperan ya nada. Donde hay una persona allí hay posibilidad para el Reino. Jesú...

En tus manos

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Nadie se salva a sí mismo. Cualquier esfuerzo que pudiéramos hacer para intentar conseguir la salvación sólo con nuestras fuerzas fracasaría. Es Jesús quien nos ha salvado y el que sigue  intercediendo por nosotros. Él ha  asumido nuestra debilidad y nos reconcilia continuamente con su Padre. Los sacerdotes participan del sacerdocio de Cristo. Nuestras iglesias y capillas son imagen simbólica del verdadero Templo, el mismo Jesús,  en el que sucede nuestro encuentro con Dios. Los sacrificios que hacemos, incluida la ofrenda que cada día hacemos de nuestra vida a Dios son participación del sacrificio de Cristo. En cada Eucaristía entramos en ese movimiento de entrega de Jesús, nos sumamos a su sacrificio único, colaborando así a nuestra salvación y a la del mundo. Pidamos al Señor saber dejarnos cada día más en sus manos.

Escrito en el corazón

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El autor de la carta a los Hebreos cita hoy al profeta Jeremías, que ya anunciaba la Nueva Alianza que Dios ha pensado ante el fracaso de la Alianza del AT. Esta Alianza estará impresa en el corazón y no en tablas de piedra. Y espera fidelidad de aquellos que la acojan. Jesús es Mediador de esta Alianza.  Nosotros pertenecemos a ella, a la «Nueva Alianza». Pensemos por un momento si dejamos que el Señor vaya "escribiendo" en nuestros corazones su voluntad o seguimos con la tentación de lo meramente exterior y ritualista, como los israelitas. En la Eucaristía recibimos «la Sangre de la Nueva y eterna Alianza». No sólo creemos en Jesús, sino que participamos de su misma vida, la que nos comunica, en su Palabra y en el Sacramento de su Cuerpo y su Sangre. Pidámosle que nos ayude a vivir según el espíritu de esta Nueva Alianza.

A nuestro favor

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Jesús, no necesita ofrecer sacrificios cada día, ni ofrecerles por sus propios pecados, ni ofrecer sacrificios de animales como hacían los sacerdotes del Templo. En el salmo de hoy escuchamos:  «Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, no pides sacrificio expiatorio: entonces yo digo, aquí estoy para hacer tu voluntad». Por eso, «Jesús puede salvar definitivamente a los que por medio de él se acercan a Dios, porque vive siempre para interceder en su favor». Eso es Jesús para nosotros, un Sacerdote santo, que vive y está siempre intercediendo por nosotros. Un Sacerdote que en cada misa actualiza para nosotros su entrega de la Cruz y nos hace entrar en esa misma dinámica, invitándonos a ofrecer a Dios nuestra vida. Un Sacerdote que en el sacramento de la Reconciliación nos comunica su victoria contra el pecado. Que en la oración litúrgica nos une a su alabanza al Padre y a su súplica por es...

Por él, con él, en él

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La carta a los Hebreos centra hoy nuestra atención en Jesús como Sumo Sacerdote, el que era, el que es, el que será. Jesús ha sido constituido Sacerdote y Mediador en ambas direcciones. Siendo Hijo de Dios, nos trae la salvación, el perdón, la Palabra, y siendo Hermano nuestro lleva al Padre nuestra alabanza, nuestras peticiones, nuestras ofrendas. Todo lo recibimos de Dios por él, con él, en él. Todo lo nuestro sube al Padre por él, con él y en él. En cada celebración de la Eucaristía, Jesús se da a Sí mismo y se entrega sin límites a los hombres, como Sacerdote y Víctima. Toda su vida ha sido una donación continuada. Pidamos al Señor, aprender de Él a vivir entregados a los demás

Anclados en Ti

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Todos necesitamos en algún momento que se nos anime en nuestro camino de fe. Las dificultades pueden venirnos de dentro de nosotros mismos o de fuera. La primera lectura nos recuerda hoy tres cosas que pueden infundirnos ese ánimo que necesitamos. En primer lugar la fidelidad de Dios que no se desdice nunca de sus promesas y no se deja nunca ganar en generosidad. El ejemplo de tantos que a lo largo de los siglos han experimentado en sus vidas el amor y la ternura de Dios y la han derramado alrededor. Y, la invitación a aferrarnos al ancla de nuestra esperanza, que es Jesús. Para los que nos hemos criado cerca del mar me parece una hermosa comparación. Cuando nos encontremos en medio de las "olas de la vida", recuperemos el ánimo y la fuerza echando el ancla en Jesús, como una barca que busca terreno firme para no volcar.

Ser "puentes"

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La carta a los Hebreos nos presenta hoy a Jesús como sacerdote que se entrega libremente por nosotros y que ahora es nuestro Mediador ante el Padre. No es un sacerdote cualquiera, sino uno que sabe lo que es sufrir, porque lo ha experimentado en su propia carne, hasta la muerte de cruz. Él se ha solidarizado con nosotros hasta lo más profundo. Podemos preguntarnos cuál es nuestro propio estilo de ser mediadores para los demás. ¿Somos comprensivos como él? ¿aceptamos a los demás tal como son? ¿les ayudamos en la medida de nuestras posibilidades? ¿hacemos el bien a nuestro alrededor aunque suponga renuncia o dolor? Pidamos a María que nos ayude a vivir de tal modo, que seamos pequeños "puentes " entre las personas y Dios.

Una utopía que se abre camino

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El evangelio de hoy nos presenta a Jesús como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. ¿Pero qué es exactamente el «pecado del mundo»?  ¿solo la suma de los pecados de todos los hombres? Evidentemente, también mis pecados forman parte del pecado del mundo. Mucho se ha escrito sobre ello. Pero hoy, en la Jornada del emigrante y el refugiado pensaba si no sirve esta expresión para indicar la cerrazón, el repliegue, el encierro en lo propio con el consiguiente rechazo de lo universal, ante la situación que atraviesa el mundo en este momento. Una parte del mundo que cierra puertas, fronteras, posibilidades a personas que sufren. Gobiernos que no buscan soluciones al problema migratorio dejando a las mafias campo ancho, atrincherados en intereses particularistas, en posición  de privilegio, suficiencia y presunción. Y nosotros, ¿dónde situarnos? ¿por dónde empezar? Siempre tenemos falsas s...

Uno como tú

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El salmo haciendo eco a la primera lectura, dice: «tus palabras son espíritu y vida». Al hilo de lo que comentaba ayer, la liturgia de hoy nos sigue animando a la perseverancia. Pero hoy nos da un motivo mucho más fuerte y especial para que nuestro ánimo no decaiga: la presencia de Jesús como nuestro Mediador y Sacerdote. Muchas veces sentimos nuestra debilidad, nuestra impotencia ante las dificultades e incluso parece que el Señor ya no está de nuestra parte, que hay demasiadas cosas en contra que no nos ayudan a vivir confiados en Él. Pero tenemos un Sacerdote que conoce todo esto, que sabe lo frágiles que somos y, lo mejor de todo, es que lo sabe por experiencia. Eso nos debe llenar de  confianza. Jesús, por su muerte, ha entrado en el santuario del cielo y está ante el Padre intercediendo por nosotros. Es «capaz de compadecerse de nuestras debilidades, porque ha sido probado en todo exactamente como nosotros, m...

Un domingo sin lunes

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La invitación de hoy es algo que parece no estar muy de moda en nuestros días perseverar en la fidelidad. En el mundo de lo efímero y de lo pasajero se nos anuncia esta palabra para disfrutar de ese descanso último y para siempre que nos prepara Dios. El del domingo último, ¡el domingo sin lunes! No olvidemos que nuestro descanso está en Dios, o, mejor dicho, Él es nuestro descanso. Pero caminamos con las mismas tentaciones de desconfianza, distracciones y rebeldía que el pueblo de Israel. Como ellos, también nosotros podemos echar en saco roto toda gracia y todo don que Dios nos ofrece. La perseverancia puede parecernos difícil, pero contamos con la ayuda del Señor, escuchando su Palabra, celebrando los Sacramentos, orando. Él nos ayudará a llegar a la meta y a llevar el estilo de vida que Él quiere de nosotros.

Animaos los unos a los otros

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La lectura de hoy nos invita a no caer en el desánimo, el cansancio, la dureza de corazón. Es lo que les pasó a los israelitas durante su paso por el desierto. Olvidaron de lo que Dios había hecho por ellos, «endurecieron sus corazones»,  «desertaron del Dios vivo», murmurando de él y añorando la vida de Egipto. Tampoco nosotros estamos exentos de la tentación del desánimo. Se nos pide hoy no endurecer el corazón y escuchar la voz de Dios que siempre es fiel. La dificultad siempre estará ahí, nuestro estilo de vida se puede ver cuestionado por la rutina o por otras formas, en apariencia más fáciles, de vivir nuestra fe. Por eso nos viene bien la invitación de hoy: oíd su voz, permaneced firmes, mantened «el temple primitivo de vuestra fe». Nadie está asegurado contra la tentación. Hay que seguir luchando y manteniendo una sana tensión en la vida. Contamos con...

Tenía que parecerse en todo

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Continúa la liturgia de hoy con la carta a los Hebreos. Ayer nos conmovimos ante la realidad de un Jesús que se ha encarnado en nuestra familia con todas las consecuencias, para salvarnos desde dentro. Jesús vino a salvar a una humanidad sometida al poder de la muerte haciéndose uno de nosotros. «Tenía que parecerse en todo a sus hermanos para ser compasivo y pontífice fiel». Tenía que experimentar lo que es ser hombre, lo que es vivir y sobre todo lo que es padecer y morir. «Tenía que» parecerse en todo a sus hermanos. También en el dolor. Así podrá ser «compasivo»: padecer con los que sufren. Jesús aprendió a ser hombre en la misma experiencia de la vida. Así puede ser «pontífice», «hacer de puente» entre Dios y los hombres. Verdadero Dios y verdadero hombre, Solidario con Dios y con el hombre,  une en sí mismo las dos orillas. Jesús ha venid...

Uno de los nuestros

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Leyendo la carta a los Hebreos una no puede menos que conmoverse ante dos cosas, la superioridad de Jesús sobre todo lo creado y su solidaridad con la raza humana. El Hijo predilecto del Padre ha querido hacerse hermano nuestro. No se avergüenza de llamarnos hermanos. Nos ama y nos anuncia la salvación como a hermanos. «El santificador y los santificados proceden todos del mismo», son de la misma raza. Pero si hay algo que conmueve hasta las entrañas es que «consagrado por los sufrimientos», habiendo experimentado lo que es sufrir, incluida la muerte, nos ha salvado desde dentro. Nada de lo nuestro le es ajeno y esto debe irnos llenando de confianza. Hoy, cuando recemos el Padrenuestro, tengamos presente esta realidad, sintámonos hijos del mismo Dios y hermanos los unos de los otros, porque Jesús ha querido hacerse hermano nuestro hasta las últimas consecuencias.

Me conoces

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Comienza el Tiempo Ordinario, y aunque nos cueste volver a la rutina, el mensaje que Marcos pone en labios de Jesús puede ayudarnos a ir "aterrizando" Hemos contemplado el nacimiento de Jesús, su Bautismo y hoy le vemos llamando a cuatro de sus discípulos: dos parejas de hermanos. El relato no aporta muchos detalles: es Jesús quién  llama y los discípulos le siguen inmediatamente. Jesús no enseña sentado en su cátedra. Es un maestro que camina por delante. Sus discípulos van aprendiendo de él, caminando a su lado, estando con él. Jesús anuncia que ha llegado la hora y pide la conversión. ¿No irá un poco por aquí lo que nos pide? Tantas veces malgastamos pasos yendo detrás de otras cosas, detrás de otras personas que sólo dejan vacío en nuestro corazón... Tantas veces preferimos la compañía de aquellos que más que ayudar, no hacen sino aportar sinsentido a ...

Dios presente dentro de una realidad de miseria

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Vemos a Jesús colocarse al lado de los pecadores; se mezcla, se confunde con ellos. No se pone por encima. Jesús se solidariza con los pecadores. El signo que ofrece es de una gran fuerza: Dios está presente dentro de una realidad de miseria. El Amor está presente incluso allí donde hay pecado. Dios no se cansa de ofrecer su don. Jesús ha venido precisamente por los pecadores. Desde el principio va a buscarlos. A pesar de las críticas que recibió, nunca vaciló en mezclarse con los pecadores, contagiándolos con su presencia; llenándolos de luz, de esperanza, de misericordia. Los cielos se abren y permiten que se asome la mirada compasiva de Dios sobre la humanidad. El Padre, a través de su Hijo «amado», invita al hombre a emprender un nuevo éxodo hacia la liberación y la salvación. Quizás sea hoy un buen día para tomarnos un tiempo y recuperar la necesidad de escuchar de nuevo esa voz, cu...

Fortalecer el amor

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La carta de Juan nos viene diciendo  claramente estos días que el amor a Dios y el amor al hermano son mandamientos que van unidos y que no se pueden separar. También nos pide hoy saber discernir, con la ayuda del Espíritu, las voces que escuchamos, para no dejarnos llevar del egoísmo, de lo fácil, del ambiente. Y creo que, lo más importante, que debe fortalecerse la caridad fraterna . Así vemos a Jesús en cada página del Evangelio, recorriendo los caminos, totalmente entregado a los  demás. Sus preferidos, los pobres, los enfermos, los marginados Pidamos al Señor saber imitar su estilo, ayudando a quien tenemos cerca , curando heridas, liberando de angustias y miedos, anunciando la buena noticia del amor de Dios. Ojalá que este amor que aprendemos de Cristo lo vayamos  traduciendo en obras concretas de comprensión y ayuda, en una vida entregada a los demás.

¡El cambio de caminos!

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Mientras venía a casa esta tarde, cosa nada fácil, entre caras ilusionadas de niños y padres esperando el paso de los Reyes Magos, recordaba un texto escrito por San Manuel González, que me ayuda mucho releer en este día. Hablando de la oración comienza preguntándose "¿Pero fueron hombres de oración esos gentiles? ¿Y hasta el punto de que puedan servir de modelo a los cristianos?"  Quizá un primer punto en el que pocas veces me he parado a pensar. Poco sabemos de ellos, prácticamente nada. Pero continúa, "La afirmativa es tan contundente que, con los solos rasgos que nos da el santo Evangelio del viaje de estos felices Magos desde las tinieblas a Jesús, se demuestra que precisamente a su condición de hombres de oración debieron su felicidad. No es preciso hacer violencia al texto sagrado para convencernos de que por la oración los Magos vieron la estrella, y por la oración conocieron, poseyeron y saborearon el misterio de la estrella. Andemos con ellos su ...

No tenemos otro encargo que el del amor

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Siguiendo la carta de Juan, el amor a los demás podría ser el fruto esperado de la celebración de esta navidad. No tenemos otro encargo de Jesús que el del amor. En el comienzo de un nuevo año podríamos preguntarnos cómo va nuestro amor al hermano. Si nuestro amor es sólo de palabras o también actúa. Y, si hablamos del hermano, ¿cómo lo hago? Hay palabras que hieren, silencios que dañan. ¿Cómo cuido al hermano en este sentido? La escena evangélica de Felipe y Natanael nos puede iluminar. Felipe comunica a Natanael la noticia de su encuentro con Jesús.  Aunque recibe una respuesta un poco despectiva, van juntos a donde está Jesús. Quizá, como a Felipe, a nosotros también se nos presentan ocasiones para testimoniar a Aquél en quien creemos. Hay muchos que esperan una palabra de esperanza, de consuelo, de ayuda para superar algún prejuicio. Pidamos al Señor, que ...

En medio de vosotros está

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El Emmanuel, el Dios con nosotros, es el motivo de la alegría y la confianza en este nuevo año recién estrenado. Aunque ya desde la primera hoja del calendario tengamos experiencia de la presencia del mal en el mundo, que sigue golpeando, los que hemos aceptado a Cristo Jesús en nuestra historia, personal y comunitaria, hemos de apostar por "la construcción de la paz mediante la no violencia activa... Jesús mismo nos ofrece un «manual» de esta estrategia de construcción de la paz en el así llamado Discurso de la montaña. Las ocho bienaventuranzas (cf.  Mt  5,3-10) trazan el perfil de la persona que podemos definir bienaventurada, buena y auténtica. Bienaventurados los mansos —dice Jesús—, los misericordiosos, los que trabajan por la paz, y los puros de corazón, los que tienen hambre y sed de la justicia... Es el desafío de construir la sociedad, la comunidad o la empresa...con el estilo de ...

Descubrirme en tu rostro

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El año nuevo comienzo con una hermosa bendición :" El Señor ilumine su  rostro sobre ti y te conceda su favor. El Señor se fije en ti y te conceda la paz". Puedo preguntarle hoy cuál es ese  rostro que hace brillar sobre nosotros. Si miro la experiencia de este año que acaba de terminar, descubro un crescendo de un Dios tan cercano, tan humano, tan humilde, tan apasionado, tan misericordioso, tan lleno de cariño, que no aparta su mirada de mí y se interesa por todo lo mío. Como los pastores, también he quedado asombrada ante este rostro sorprendente. Los pastores aprendieron el rostro de Dios admirando en un rostro de un Niño, ellos pudieron acercarse, entrar en contacto con el Dios que se coló en nuestra historia del modo más humilde. María se grabó su rostro dentro, porque Dios quiso hacer morada en su seno de mujer. Y a la luz del rostro del Dios con nosotros yo descubro mi verdadero rostro. Mi...