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Mostrando entradas de marzo, 2017

La incomodidad de la verdad

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El Iibro de la Sabiduría nos presenta una realidad que se cumple a lo largo de la historia​: los justos resultan incómodos en medio de una sociedad no creyente, y por tanto hay que eliminarlos. Pero el Señor «está cerca de los atribulados... el Señor se enfrenta con los malhechores... aunque el justo sufra muchos males, de todos lo libra el Señor». Jesús es el modelo del justo que resulta incómodo y cuyo testimonio se quiere hacer silenciar. La oposición de las clases dirigentes a Jesús se va agudizando cada vez más, porque se presentaba como igual a Dios. También en el mundo de hoy, junto a muchas personas que creen y aceptan a Cristo, hay otras muchas que han optado por ignorarlo, o incluso por perseguir toda idea suya. Los seguidores de Jesús ccorren su misma suerte. Una sociedad que va perdiendo valores fundamentales, siente como molesto en el testimonio de los creyentes. Ser perseguido le puede pa...

Por ti

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Se nos presenta en este día el diálogo entrañable entre Dios y Moisés,en el que éste intercede por su pueblo, recordando a Dios que,a pesar de su infidelidad, Israel es su pueblo; su amistad con los grandes patriarcas. Jesús, en el Evangelio, echa en cara a sus enemigos él no querer ver lo evidente, pero ellos siguen sin estar dispuestos a aceptar su testimonio. Podemos sentirnos interpelados en cuanto a nuestra oración de intercesión por los hermanos. Pidamos al Señor hacerlo siempre con convicción y amor por ellos, porque nos preocupa su bien y el del mundo en que vivimos. Jesús camina hacia su Pascua a pesar de la creciente oposición a su alrededor. Nosotros seguimos a quien se entrega hasta el final por toda la humanidad,a pesar de nuestras debilidades. Pidamos a María que nos ayude a profundizar​ en su seguimiento y a imitarle en su entrega.

Yo no te olvido

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El cántico del Siervo de Yahvé, que nos propone la liturgia de hoy, pone el acento en el amor de un Dios que quiere a su pueblo, a pesar de su infidelidad. Un Dios que es pastor, agricultor, médico y hasta madre. Jesús de Nazaret es ese Siervo a quien Dios ha enviado a sanar y liberar y devolver la alegría y la luz. Actúa en nombre de Dios, su Padre. Ha venido a comunicar vida, a sanar, a salvar. Los que crean en Él y le acepten como al enviado de Dios son los que tendrán vida. Los que no, ellos mismos se excluyen. Prepararnos para celebrar la Pascua es tomar la decisión de incorporarnos a Cristo y dejar que nos dé de su misma Vida. Él nos dice, a ti y a mí: «en el tiempo de gracia te he respondido, en el día de salvación te he auxiliado». Dejemos que nos libere de esas ataduras que nos no dejan vivir libremente, dejemos que nos lleve a la luz y nos saque de esa tiniebla en la que seguimos enredados. En ...

Un agua que sana

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En este martes de nuestro camino cuaresmal aparece el agua, que cura y salva;un recuerdo de nuestro Bautismo, que tendrá su actualización más plena en la Vigilia Pascual. Las aguas que brotan del Templo, que vienen de Dios, purifican y sanan todo a su paso, volviendo fértiles los campos y llenando de vida el mar muerto. La piscina de Betesda tenía aguas medicinales. Pero a aquel pobre hombre paralítico nadie le ayudaba a llegar al agua. Cristo le cura directamente. Una vez más algunos reaccionan mal ante el milagro realizado en sábado. Jesús es el agua viva. Él quiere regar nuestra tierra para que produzca fruto abundante. Si dejamos que su agua inunde nuestras vidas brotará vida allí donde nosotros ya lo hemos dado todo por perdido, por muerto. Muchas veces nos sentimos como el paralítico, incapaces de movernos por nosotros mismos hacia la fuente de la vida, y cuánto nos ayudan su palabra, su gracia, sus sacramen...

Una palabra tuya

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Desde hoy hasta Pascua, leemos al evangelista Juan, que nos pone como modelo de lucha contra el mal, el camino de Jesús. El profeta anuncia, en la primera lectura, la vuelta del destierro, donde todo será alegría y felicidad. Dios quiere la felicidad del hombre y de la sociedad, su equilibrio y armonía, como los creó. Jesús, en Caná, cura al hijo de un funcionario real de Cafarnaún, un extranjero con mayor fe que los judíos. Jesús camina hacia la muerte y la resurrección y va comunicando a otros la salud, la vida, la alegría. Es Dios quien toma la iniciativa una vez más, quién desea que esta Pascua sea una verdadera primavera para nosotros. Jesús quiere salvarnos y liberarnos de toda tristeza y esclavitud, y perdonarnos todas nuestras faltas. Si tenemos fe. Cada vez que nos acercarnos a la mesa eucarística decimos siempre una breve oración llena de humildad y confianza: «no soy digno de que ent...

Sin esconder su condición

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La experiencia personal del profeta Oseas -su mujer le fue infiel- le sirve para describir la infidelidad del pueblo de Israel para con Dios, el esposo siempre fiel. Y, a través de ella,nos invita a la conversión. No una conversión basada en el interés o para evitar el castigo, sino una verdadera conversión de las actitudes interiores. En el Evangelio, la parábola bien conocida del publicano y el fariseo, Jesús no está comparando a un pecador con un justo, sino a un pecador humilde con un justo satisfecho de sí mismo, que cumple pero no ama. El publicano, se presenta en humildad ante el Señor, sin esconder su condición, es atendido. La llamada de Oseas se dirige también hoy a nosotros, supone una invitación a organizar nuestra vida según Dios, a poner el acento en las actitudes interiores, sobre todo en la misericordia hacia los demás, que en un cumplimiento vacío de sentido. Dejemos actuar al Señor ...

Toda la ley se resume en un verbo: amar

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Hoy se nos habla de la conversión. El profeta Oseas nos presenta primero una oración humilde del pueblo, prometiendo su vuelta a Dios. Su pecado principal había sido la idolatría. Después, la respuesta de Dios acogiendo de nuevo a su pueblo. Ante la pregunta de un letrado, Jesús responde de modo claro cuál es el principal mandamiento: «amarás al Señor tu Dios... amarás a tu prójimo como a ti mismo: no hay mandamiento mayor que estos». No se pueden separar. Toda la ley se resume en un verbo: amar. Amar a Dios. Amar a los demás. Cabría preguntarse hoy cuál puede ser para nosotros la tentación de la idolatría, con qué "Asiria" solemos pactar, en quién ponemos nuestra confianza,y a pesar de quedar defraudados por absolutizarlos, no escarmentados. Preguntémonos cuáles son los ídolos que nos hacen olvidar a Dios. Jesús nos recuerda que lo principal es el amor. Él ...

Una excusa para no escuchar

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Brota una queja de Dios, por medio del profeta, contra su pueblo Israel porque no cumple la alianza: «no escucharon, caminaban según sus ideas, me daban la espalda». En el Evangelio encontramos una excusa, a la que Jesús responde con gran sentido común, de los que no quieren escuchar ni reconocer lo evidente, que con Jesús ha llegado el Reino prometido, que Él es el Mesías esperado. En ambos casos la respuesta de Dios va dirigida hacia el pueblo elegido, hacia los suyos, que no quieren ver la luz. Y nosotros, los suyos, ¿tendremos que sentirnos aludidos? Esta Cuaresma ,¿estamos escuchando de verdad su Palabra? Pidamos a María que nos ayude a no ser sordos a lo que el Señor nos está queriendo decir a cada uno en esta Cuaresma.

La lógica de la ley

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Nuestro mundo tiene necesidad de leyes justas en muchas áreas. Sobre ellas se asienta nuestra convivencia. Está en juego la dignidad de cada ser humano. Las lecturas de hoy nos hablan de la ley verdadera. En Jesús todo llega a plenitud, también la ley. Y la plenitud que viene a traer no es otra que la del Amor. Basta amarnos como Él nos ama. Basta un amor compasivo que levanta al hermano. Basta un amor que perdona y sigue adelante sin rencor. Basta un amor que se entrega para dar vida. Pidamos al Señor especialmente hoy por los que sufren a causa de las injusticias y que nos haga, a nosotros, dignos de estar siempre luchando a favor de ellos.

Sin pedir cuentas

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La primera lectura nos propone hoy una oración penitencial llena de confianza en la bondad de Dios: "no nos desampares, no rompas tu alianza, no apartes de nosotros tu misericordia... ". Una invitación a pedir perdón a Dios que Jesús lleva más allá, saber perdonar a los demás, siempre En nuestro camino hacia la Pascua nos hace bien reconocernos pecadores, expresarlo con nuestra oración, como Azarías, acogiéndonos a la bondad y misericordia del Señor. Pero no olvidemos la segunda parte, ese perdón a los que nos han hecho daño. Para pedir perdón a Dios, tenemos que ponernos en sintonía con la actitud de un Dios que es misericordia. Cuaresma es tiempo de perdón en todos los sentidos. Es tiempo de reconciliación con Dios y con los demás. Sin pedir cuentas. Imitando al Dios - Amor que perdona nuestras culpas y nos hace vivir como perdonados.

Un pozo excavado en tu corazón

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El método preferido de Jesús es excavar en el corazón del hombre, hacerle tomar conciencia de su necesidad más radical, revelarle sus posibilidades. Antes de calmar la sed más verdadera, la provoca. No se limita a respondernos sino que intenta hacernos crecer, llevándonos más allá de nuestras  esperanzas. Jesús hace su propuesta, revela la belleza de su don; luego señala los obstáculos que impiden su acogida. ente. Una alusión a la situación matrimonial de la mujer, la hace consciente de su estado de "dispersión ". . Vivimos de hábitos, bajo los ojos, los juicios y las condenaciones de los demás. El horizonte acostumbrado. Las preocupaciones de siempre. Los gestos repetitivos de cada día. Como los de la mujer. Lo cotidiano se vuelve insoportable, cuando no va atravesado por una luz. Luego, alguien te mira con otros ojos; una mirada que revela una luz intensa, un secreto fascinante. Te reve...

Un canto a la misericordia

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Miqueas nos ofrece en esta mañana una oración humilde y llena de confianza en Dios. El salmo 102 es un hermoso canto a la misericordia de Dios. Un salmo que invita a la oración personal, desde nuestra propia historia a ese Dios que cada día nos llama a volvernos más a Él. El evangelio nos introduce en una parábola bien conocida, pero que siempre nos interpela. Los tres personajes son conocidos, ¿con cuál me identifico? El padre, aunque no entiende y le duele, respeta la decisión del hijo. Ante el fracaso de éste, le acoge. Podríamos tomarnos el pulso a nuestra capacidad de acogida, al margen de confianza que damos al que vuelve después de mucho tiempo, si pasamos "factura" de sus fallos a los demás. En resumen, ¿nos va caracterizando la misericordia en nuestro trato? El hijo pequeño se desvía en un momento del camino que Dios tenía pensado para él. Ante esta realidad ¿me identifico o...

El estilo de Dios, sacar bien del mal

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Las lecturas de hoy nos presentan de un modo bastante explícito el destino de cruz y muerte que espera a Jesús al final de su camino. La historia de José expresa las infidelidades de Israel, pero sobre todo el estilo que tiene Dios de sacar bien del mal. La historia de José se repite en Jesús. La esclavitud de José fue providencial para los tiempos de hambre que vivió su pueblo. La muerte de Jesús es camino para la Vida. Hoy se nos invita especialmente a dirigir la mirada a la Cruz. Jesús, perseguido y vendido por unas monedas por uno de los suyos, objeto de la envidia de los dirigentes religiosos de su tiempo, es llevado a la muerte. Su camino culmina en la entrega total de su vida. También hay un aviso, la esterilidad y la infidelidad. Con la mirada puesta en la entrega total de Jesús, decidamonos a trabajar con empeño en la viña del Reino y busquemos dar buenos frutos para El.

La opción de la confianza

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La opción de la confianza siempre sucede en lo más profundo del corazón. Nuestros actos son consecuencia de lo que hayamos decidido interiormente: si nos fiamos de nuestras fuerzas o de Dios. La parábola del rico y del pobre Lázaro nos sitúa ante una pregunta fundamental: ¿en quién ponemos nuestra confianza? La Cuaresma es un don de Dios. Tendríamos que aprender de  las lecciones que nos va dando. Cuando seguimos​ el buen camino y nos apoyamos en el Señor, somos mucho más felices y nuestra vida es fecunda. Cuando perdemos el centro y  apoyamos en otras cosas que no eran la voluntad de Dios, siempre hemos tenido que arrepentirnos después. Seria interesante pararnos a pensar hoy junto a Jesús en qué cosas, personas, valores, estoy poniendo mi confianza. Si están cerrando mi corazón,como al del rico de la parábola y no me dejan ver las necesidades de los demás. Pidamos al Seño...

Un camino de subida

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Jeremías es una figura impresionante de la pasión de Jesús. En el evangelio vemos a Jesús «subiendo a Jerusalén». Iba a ser entregado y condenado, a morir por la humanidad y a resucitar. Este es el tercero de los anuncios que hace de su pasión a sus discípulos, que no entienden o no quieren entender. «El Hijo del hombre ha venido a dar su vida por muchos». La madre de Santiago y Juan pide para sus hijos los puestos de honor. Los criterios de aquellos apóstoles eran los criterios de este mundo: el poder, el prestigio, el éxito. Mientras que los de Cristo son la entrega y el servicio. No nos suele gustar el camino de la subida. A Jeremías le hubiera sido mucho más cómodo renunciar y quedarse en su pueblo. A Jesús le hubiera ido mucho mejor si no hubiera denunciado a las clases dirigentes de su tiempo. Pero el camino de la Pascua es camino de subida, de imitación de un Cristo que se entrega total...

Contraste de colores

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Con un expresivo contraste de colores,la palabra pone ante nosotros hoy que por grandes que sean nuestros pecados, si nos convertimos, quedarán perdonados. Jesús, en el evangelio, desenmascara con fuerza la hipocresía de los fariseos, que hablan pero no cumplen. Jesús quiere en los suyos la actitud contraria: «el primero entre vosotros será vuestro servidor». Como él mismo, que no vino a ser servido sino a servir y dar la vida por los demás. La hipocresía se puede colar en nuestra vida casi sin darnos cuenta. Quizá se nos llena la boca hablando a los demás del camino del bien, y luego corremos el peligro de que nuestra conducta esté muy lejos de lo que decimos. Quizá,a veces, hasta somos exigentes con las personas que acompañamos en su camino de fe en la catequesis, en la comunidad parroquial o en nuestra propia familia. Pongamos hoy a la luz del Señor si nuestras palabras y nuestras obras se corresponden...

Un programa concreto y progresivo

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Empezamos la segunda semana de Cuaresma. Daniel,en una hermosa oración, reconoce la culpa del pueblo de Dios, que ha hecho oídos sordos a la voz de los profetas. Reconoce emocionado la fidelidad y bondad de Dios. Del reconocimiento de sabernos pescadores y pedir perdón, pasamos a la invitación de Jesús, que siempre va más allá, de saber perdonar nosotros a los demás. El modelo que nos propone es el mismo Dios y el programa, concreto y progresivo: «sed compasivos... no juzguéis... no condenéis... perdonad... dad». Reconocer nuestra fragilidad es el punto de partida indispensable para la conversión. La palabra nos invita a mirar nuestra historia,ver la bondad de Dios en ella y a volvernos a Él, seguros de que Dios, como un padre misericordioso, nos acogerá. El siguiente paso, el que nos propone Jesús: ser compasivos y perdonar a los demás como Dios es compasivo y nos perdona a nosotros. Hoy será...

Da tú el primer paso

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Ezequiel personaliza hoy claramente tanto el pecado como la conversión y nos invita a pensar en que cada uno es responsable de sus propias actuaciones: no vale echar la culpa a la sociedad o a los otros. Por parte de Dios una cosa es clara: lo suyo no es castigar y estar espiando nuestra falta, Él sólo quiere que todos se conviertan de sus caminos y vivan, y está siempre dispuesto a acoger al que vuelve a él. Jesús nos propone que nuestra santidad sea más perfecta que la de los fariseos y letrados, ir más allá de apariencias y superficialidades. Nos invita a la conversión de las actitudes interiores, además de los hechos exteriores: los juicios, las intenciones, las envidias y rencores. «Ve primero a reconciliarte con tu hermano». No esperes a que venga él: da tú el primer paso. Cuaresma no sólo es reconciliarse con Dios, sino también con quien tenemos al lado. Pidamos a María que nos ense...

Búsqueda, llamada, petición

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Hermosa la oración de Ester que leemos en la primera lectura. Reconoce la grandeza de Dios y también su cercanía para con el pueblo elegido. No esconde que su pueblo ha « pecado contra ti» y ha «dado culto a otros dioses». Pide que les siga protegiendo. Es una oración humilde y confiada a la vez. Esta texto nos prepara para escuchar a Jesús: «pedid y se os dará, llamad y se os abrirá». El ejemplo que pone Jesús es el del padre que quiere el bien de su hijo y le da «cosas buenas». ¡Cuánto más Dios, que es nuestro Padre, que siempre está atento a lo que necesitamos! La oración de Ester fue escuchada. Y Jesús nos asegura que nuestra oración nunca deja de ser escuchada por Dios. Aunque a veces no se nos conceda lo que pedimos tal como nosotros lo pedimos, nuestra oración siempre es escuchada y Dios,como buen Padre, nos da «cosas buenas». Cuando nosotros pedi...

El signo del amor

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Jonás aparece en la Cuaresma no precisamente como modelo de creyente ni de profeta. Nínive era una ciudad pecadora y Jonás teme el fracaso en su misión. Además, se enfada ante la misericordia de un Dios que no va a castigar a los ninivitas. Los habitantes de Nínive hicieron caso a la primera a la voz del profeta Jonás y se convirtieron. Jesús se queja de sus contemporáneos porque no han sabido reconocer en él al enviado de Dios. Nosotros escuchamos la palabra de uno mucho más sabio que Salomón y mucho más profeta que Jonás, ¿la acogemos en nuestra vida? ¿Nos sentimos invitados a la conversión a la que nos llama la Cuaresma de este año? La palabra de Dios nos señala caminos concretos: un poco más de control de nosotros mismos (ayuno), mayor apertura a Dios (oración) y al prójimo (caridad). ¿Hemos buscado ya el nuestro? Pidamos al Señor que nos haga comprender cada...

Como lluvia que da vida

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Isaías nos presenta la fuerza que tiene la palabra de Dios, siempre eficaz, con una hermosa comparación: como la lluvia que baja, que empapa la tierra y la hace fecunda. A esa Palabra que desciende responde nuestra oración. Jesús nos enseña a evitar la palabrería. A Dios no tenemos que informarle de algo que desconoce ni tratar de persuadirle sobre aquello que queremos que nos conceda. Él nos enseña el Padrenuestro, que  nos va educando en una visión equilibrada de la vida. Dios es el centro. Luego pedimos el pan, el perdón,  no caer en la tentación y que nos libre del mal. La Cuaresma es un tiempo propicio para ponernos a la escucha de la  palabra, «comulgar» con ella,  que es Jesús mismo, y responder con una  oración más entrañable, superando rutinas. Pidamos al Señor que su Palabra empape la tierra de nuestra vida y la haga fecunda para el Reino.

El sacramento del hermano

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En el libro del Levítico, Moisés presenta a Israel un código de santidad. Todo el acento se pone en la caridad y la justicia con los demás. La enumeración es larga, con una consigna final que a todos nos es conocida: «amarás a tu prójimo como a ti mismo». Todo tiene una única motivación: «yo soy el Señor». Dios quiere que seamos santos como él. Mateo nos presenta un texto sorprendente. Jesús pone en labios de los protagonistas de su parábola, tanto buenos como malos, unas palabras de extrañeza: ¿cuándo te vimos enfermo y fuimos a verte? ¿cuándo te vimos con hambre y no te asistimos? Él está en la nuestros hermanos. Él mismo se identifica con todo aquel que encontramos en nuestro camino. Hacemos o dejamos de hacer con él lo que hacemos o dejamos de hacer con los que nos rodean. Se nos presenta el compromiso del amor fraterno como la mejor preparación...

No te cierres en lo tuyo

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El estilo de vida que Jesús nos ofrece es de alegría: se compara a sÍ mismo con el novio, y esto nos recuerda la fiesta y la celebración. También anuncia que «se llevarán al novio y entonces ayunarán». No tenemos que conformarnos con un ayuno meramente externo. SerÍa muy superficial no profundizar en lo que todo los ritos exteriores de la Cuaresma quieren ser signo y recordatorio. El ayuno debería conducir a una apertura mayor para con los demás, a no cerrarnos a lo nuestro. La lista de «obras de misericordia» nos la recuerda Isaías en la primera lectura: el ayuno cuaresmal debe ir unido a la caridad, a la justicia, a la ayuda concreta a los más necesitados.  Nuestro ayuno cuaresmal no es signo de tristeza. Nuestra vida tiene la alegría de una mirada pascual de los acontecimientos y de las personas, porque Jesús, el Novio está siempre con nosotros. Y la presencia del Resucitado tien...

En la encrucijada del camino

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En el discurso que Moisés dirige a su pueblo, plantea una alternativa ante una encrucijada en el camino. Si siguen la voluntad de Dios, van hacia la vida; si se dejan arrastrar por las tentaciones y adoran a dioses extraños, están eligiendo la muerte. El camino que nos propone Jesús es también una alternativa y es el mismo que él va a seguir. Un camino que lleva a la salvación, y que no deja de ser paradójico: el que quiera «salvar su vida» ya sabe qué tiene que hacer, «que se niegue a si mismo, cargue con su cruz cada día y se venga conmigo». Si alguien se distrae por el camino con otras apetencias, «se pierde y se perjudica a sí mismo». «El que quiera salvar su vida, la perderá. El que pierda su vida por mi causa, la salvará». La Cuaresma es tiempo de opciones. Nos invita a revisar nuestra dirección en la vida. En el camino de la Pascua, es bueno preguntarse si me estoy conf...

Acuérdate que eres polvo y como polvo volverás a Dios

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Comenzamos el tiempo de Cuaresma. El rito de la imposición de la ceniza quiere expresar, al inicio de este tiempo, penitencia, expiación por el pecado. "El hombre-polvo" es aquel que se ha alejado de Dios, que ha rechazado el diálogo, el amor del Padre, para caminar solo siguiendo una senda de desilusión y de muerte. "El hombre-polvo" es el hombre que se enfrenta a Dios, da la espalda a su propio ser y se condena a la nada. Pero en este camino de alejamiento hay una posibilidad de retorno. Es posible cambiar de dirección y volver a la fuente, al origen. "Acuérdate que eres polvo y como polvo volverás... a Dios". Con tal que quieras. Me he equivocado. He tomado otro  camino. He perdido el Reino. He comprometido a otros en mi pecado. Pero cuando me creía perdido, vuelvo a condición de... polvo. Y él se inclina sobre este polvo para darle el aliento de vida. Así mi "nada" es tocada por su plenitud divina. De la ceniza salta ...